viernes, 14 de marzo de 2014

Vigilando con amor...

(Publicado originalmente en la Revista Electrónica México Kafkiano, http://mexicokafkiano.com/wordpress/wp-content/PDF/Vigilandoconamor%20Mtro.%20Eloy%20Morales.pdf el 18 de octubre de 2010, y en la Revista Electrónica Crisol Plural, http://crisolplural.com/2010/10/19/vigilando-con-amor/ el 19 de octubre de 2010.)
 
"Vigilando con amor
Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con aquellos que han conservado en todo momento las cadena…, ¿no se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba?
La alegoría de la Caverna. Platón
           
 Hace algunos días se transmitió por el canal Fox latino el capítulo 20, de la temporada 21 de la serie animada “Los Simpsons”, de Matt Groening. En español se titulo “Vigilando con amor”, y se encuentra alojado en el siguiente link  http://www.lossimpsonsonline.com.ar/capitulos-online/espanol-latino/temporada-21/capitulo-20 por lo que los invito a verlo, y a la vez les comparto mi reflexión en el sentido de que se trató de una alegoría, en 22 minutos, de la novela 1984 de George Orwell, que llega en una etapa social de inseguridad donde la intimidad y los derechos se restringen con el pretexto de combatir esa inestabilidad.
En principio, Smithers, asistente ejecutivo del Sr. Burns, dueño de la Central Nuclear de Springfield, le informa que ya no tienen un lugar donde ocultar el plutonio y residuos peligrosos de la fábrica, es decir, le hace ver la producción de energía nuclear peligrosa que existe en el lugar; por lo que se le da la orden de esconder una barra de plutonio con el mas tonto de los trabajadores de la planta. Aparece entonces una maleta de Homero Simpson, en donde se oculta una barra de plutonio; este personaje acude a una estación de trenes donde olvida su maleta, y nos muestran el pánico que se genera por la “maleta olvidada”, lo que es evidencia del ambiente de miedo que se ha generado en la conciencia colectiva. Lo interesante del caso es que la maleta no afecta o explota por sí misma, sino que el propio sistema de “seguridad pública” de Springfield es quien la hace explotar con dinamita, generando un desastre nuclear; aquí se muestra que el peligro real lo genera el mismo sistema, no un acto de otra persona o grupo, la explosión la genera el mismo sistema: la guerra es la paz.
 
 
A partir de aquí se desencadena toda la historia: Kent Brockman, conductor del programa de noticias de canal 6, informa de la explosión en la estación del tren, y dice que no hay otra forma de llamar el hecho más que como un “acto terrorista”. Es decir, primero hubo pánico, se provocó una explosión por el mismo cuerpo de seguridad, se genera miedo y se califica como acto terrorista a través de los medios: el Ministerio de la Verdad.
            Luego nos muestran una sesión de los miembros del partido frente a los representantes (altos privilegiados) del gran hermano: una reunión democrática del pueblo para decidir cómo solucionarán el problema. El Alcalde Diamante comienza la sesión con esta frase “hasta ahora todo lo que habíamos dicho de terrorismo era mentira, pero hoy le temo a la verdad…”, lo que nuevamente nos muestra la manipulación de la conciencia colectiva a base del miedo, y como algunas autoridades ni siquiera están conscientes de lo que ocurre en la realidad. Aparece entonces un asesor ingles de seguridad (físicamente parecido a Joseph Goebbels), que les explica cómo Inglaterra es la ciudad más segura gracias a ser controlada por un sistema de videovigilancia total: el Big Brother.
 
 
Lisa Simpson, representación de la mujer pensante e inteligente, cuestiona hasta dónde van a ceder sus derechos por esa aparente seguridad, y si eso es lo que querían los padres de la patria (referencia a Benjamin Franklin y su frase sobre la libertad y la seguridad transitoria), y es donde se ridiculiza a la democracia, pues aparece por primera vez un personaje, representando al grueso de la sociedad, que dice “yo soy Wally, el padre de Wally, y esto es justo lo que quiero…”, una reacción sin pensar, provocada gracias al miedo, por lo que sólo Lisa está en contra de esa vigilancia, pero al tomar la votación, el Alcalde Diamante se dirige a los asistentes de la siguiente forma: “los que estén a favor levanten la mano; los que estén en contra levanten la mano y digan odio al país…”: ama al Gran Hermano, de lo contrario eres enemigo.
 


Así, Springfield se llena de cámaras por todos lados, en lugares públicos y privados, en la ciudad y en el campo, gracias a la empresa “Seguridad Orwell, establecida desde 1984”, cuyo logotipo es un ojo sobre una placa de policía: el ojo vigilante que todo lo ve.
 
 
 
 
Estas cámaras son controladas en el cuartel de Policía, que recluta a una serie de ciudadanos “chismosos pero no pervertidos” para que realicen la función de vigilancia. Ned Flanders toma el mando con la idea de crear un mejor Springfield, pero con lo que cree que es mejor para él mismo: la Policía del Pensamiento.
 
 


El capítulo prosigue y nos muestra un debate en el que participa Lisa Simpson que irónicamente señala que todos los estudiantes deben usar uniforme, para verse iguales y generar un equilibrio, y es mejor confundirse entre los demás, lo cual es una referencia a que en la novela 1984, los miembros del partido deberían vestirse y verse iguales, para no distinguirse y sentirse más que los demás, lo cual podría generar un desequilibrio (misma idea de la obra Fahrenheit 451). Además, al igual que en la novela orwelliana, las cámaras no sólo ven, sino que también pueden hablar, lo cual descubre Flanders cuando observa a Jimbo besar a una chica en un jardín; al hablarles, la reacción de la chica es “no me toques si alguien está mirando”, la idea de la misma novela sobre la falta de contacto físico, empatía y fraternidad humana, para lograr la división de los individuos.

 


En otro lado de la ciudad, concretamente el Bar de Moe, se encuentran Lenny, Carl, Homero y Moe haciendo apuestas sobre el clima. Flanders se da cuenta de esto, les habla a través de las cámaras y los obliga a que dejen de hacer apuestas ilegales. Carl le contesta que las cámaras las pusieron para protegerlos de los actos terroristas que los quieren dañar, y Flanders le replica: “¿cuántos actos se han dado desde que instalamos las cámaras?”; en otras palabras: la vigilancia no es para vigilar actos de afuera, sino para vigilar y controlar a los que están adentro, una vigilancia similar a la mostrada en la película de “La Aldea”, donde el miedo se infundía y el control se aplicaba para evitar que las personas salieran de la forma de vida que tenían. Homero Simpson, que en un principio estuvo de acuerdo con la instalación de las cámaras, se molesta, deja el Bar y e alega que en casa sí estará a salvo, pero se da cuenta que eso no es verdad ya que todo espacio está controlado por el ojo vigilante. En síntesis, el riesgo de instalar una cámara para tu seguridad, provoca violentarte tu privacidad e intimidad, que en última instancia deja de existir: la libertad es la esclavitud.
 
 



Flanders se da cuenta de este punto ciego, llega al lugar, y se da cuenta que todos los que en principio aceptaron las cámaras, ahora no están de acuerdo por no poder vivir sus vidas sin sentirse observados y controlados. Flanders les dice que el no quería ser el Gran Hermano, sino la hermanita para lograr un mejor Springfied al delatarlos a todos; lo que muesta el sistema de autovigilancia expuesto por Michel Foucault, y representado también en la novela orwelliana, pues el sistema funciona, no cuando él te vigila, sino cuando provoca la autovigilancia, el delatar al vecino, el vigilar y denunciar a los propios padres, lo que incluso se refleja cuando Rod, hijo mayor de Flanders, delata a su hermano Todd (miembro del partido) que se encuentra en el punto ciego,  tal como traicionaron a Winston Smith en la novela 1984; en el capítulo se muestra como Todd está a punto de ser atacado por ratas, debido a esa rebeldía contra el gran hermano al acudir al punto ciego de la prole: la Habitación 101.
 
Flanders se da cuenta que quiso convertirse en Dios, por lo que reflexiona, y junto con Homero Simpson, destruyen las cámaras de Springfield, dejando ciego al Gran Hermano; a diferencia del final de 1984 de George Orwell, los miembros del partido se rebelan y dejan de amarlo: un final feliz.

El capítulo finaliza dando a entender que las cámaras se instalaron para crear un “Reality Show” que se veía en Inglaterra: “Los Zoquetes Americanos”; lo que da a entender el porqué este tipo de programas han proliferado, al igual que la evidencia de información a través de las redes sociales: aprovechando la ignorancia de la población, que cree en todo lo que se le dice, que no investiga, que es acrítica, que no tiene una pisca de instinto o intuición, se le van restringiendo sus derechos al máximo, haciéndole creer que es para su beneficio; el programa del Big Brother creado para poner de moda algo aparentemente inevitable: la ignorancia es la fuerza.



Así, tenemos una muestra más de que el artista utiliza la mentira (ficción) para decir la verdad; el arte no sólo expresa un sentir, la televisión no sólo está para entretener, sino también para mostrar una visión del mundo en el que se vive, en el que uno se desenvuelve:

 

-La mayoría de las personas no se enteran. Ni quieren, ni necesitan saberlo. Son felices. Creen que todo está bien colocado.

-Pero, la gente es lista, puede asumirlo.

- El individuo es listo. La masa es un animal miedoso, idiota y peligroso. Tú lo sabes. (Diálogo en la película “Hombres de negro”).

 

¡Disfruten la luna de octubre!"

3 comentarios:

  1. Me da gusto ser el primero en comentar tan buena conversación; lo digo así porqué recuerdo la estructura de esas palabras cuando platicamos hace unos meses. El ojo espía. Pero que pasa cuando el ojo ni siquiera existe. hablamos de las culturas con religiones judeo cristianas cuando nuestra propia consciencia es el ojo vigía ( vigilar y castigar de Foucault)donde culpa y autor reproche son tan inhibitorios como el código penal o el decamerón romano... la libertad es mental ( decían un amigo presidiario). Y también es cierto que miles disfrutamos v la cotidianidad...... ( IBARGÚENGOITIA)

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  2. FE DE ERRATAS (Y DE RATAS TAMBIEN )AUTOR REPROCHE... Y DECÍAN

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  3. Una cuestión son las cadenas mentales (las propias cadenas) y otras las cadenas externas (que también son mentales, pero inducidas por lo exterior). Tanto el ambiente como el propio desarrollo va creando las limitaciones o las libertades, y ahí debemos verificar que tanto realmente somos libres en el pensamiento, cuando estamos inducidos a creer que tomamos una decisión libre, pero condicionada por otros. Decía Kafka que vivimos en una constante libertad condicional, y si bien la mente es libre, no hay que dejar que la imposición de otros nos haga creer que decidimos libremente. Gracias por comentar!

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